Saca partido al congelador (2ª parte)

 La primera parte de este Saca partido al tcongelador, estaba dedicado a como congelar alimentos crudos. Hoy toca hablar de como hacerlo con los ya cocinados.


  Que levante la mano quien no haya dicho o hecho eso de: Uy, no tengo comida para mañana. Ah, pero tengo en el congelador... así que no hay problema; lo saco ahora y así no tengo que ponerme a cocinar ahora con lo poco que me apetece. 

    Aunque las bondades de congelar son evidentes –ahorro de tiempo, dinero y también de esfuerzo- hay quien se resiste, aduciendo  que “la comida congelada no queda igual que la recién hecha”.  ¿El problema no estará en la forma en que la  descongeláis?   Ya sé que los microondas y también los hornos tienen la función “descongelación”  -nunca la he usado- pero creo que es causante de  la afirmación anterior.  

  La mejor forma de descongelar los alimentos, tanto los cocinados como los crudos, es dejándolos en la parte baja de la nevera, dejando que lo hagan “a su ritmo”. Una ventaja añadida es que os permite ahorrar un poco de energía

   Aunque se puede congelar  practicamente cualquier alimento (incluso la mouse de chocolate) hay algunos que no admiten este proceso.  Las patatas quedan “talludas”; el huevo cocido  se vuelve gomoso, sucede lo mismo con  los riñones o el hígado; En cuanto a  las albóndigas, a mí me quedan demasiado secas. Hay quien congela la pasta, yo  no lo hago salvo cuando preparo lasaña o canelones. 

 Hay platos que deben tomarse recién elaborados, los que hemos hecho a la plancha o al horno. Pero ¿y si aún así nos ha sobrado? ¿Podemos congelarlos? Por supuesto pero  para utilizarlos como base para una receta diferente.  Si no útilizáis una bolsa de plástico o papel film, os aconsejo que añadáis una nota, en que hagáis constar lo que es  y la fecha en que lo guardais

   ¿Qué tal si a la hora de cocinar, doblamos las cantidades? ¿Vamos a hacer fabada, lentejas, o garbanzos guisados? Ponemos el doble y de esa forma, una parte la podemos congelar.  Si hasta ahora no lo habíais hecho nunca, probadlo, resulta la mar de práctico. 

  Volvemos de la compra y venimos con carne para guisar, muslos de pollo (o el pollo entero);   además en la pescadería tenían una merluza fresquísima y unos calamares la mar de apetecibles.  Lo que suelo hacer en esos casos es cocinarlo al mismo tiempo. Por ejemplo, una parte de la merluza puedo ponerla en salsa  verde; los calamares los hago en su tinta; la carne la preparo a la jardinera y el pollo… simplemente en su jugo con hierbas y limón. 

Una vez todo cocinado, puedo ir colocándolo en sendos taperes (mejor esperar a que la comida se enfríe) y casi  listo para congelar. Digo casi porque  es aconsejable poner una etiqueta con el nombre del plato en cuestión y la fecha en que vamos a congelarlo. De esa forma, no nos llevaremos sorpresas (hablo por experiencia) 

   A veces compro cruasanes –me encanta desayunarlos a la plancha, con mermelada de moras o higo y acompañados de un zumo y un café-  Lo que suelo hacer es partirlos por la mitad y  congelarlos. De esa forma, cuando quiera preparar un desayuno opíparo, tendré a mano el ingrediente estrella.  También podéis congelar los bizcochos. –antes los congelaba en trozos; ultimamente, ya los parto en raciones o rodajas. Más cómodo- las magdalenas, scones, los brownies o panetelas.

  Una forma de contar con el pan para los bocadillos sin tener que ir corriendo a comprarlo, es congelar el bollo (o trozo de pan) ya abierto. No necesitas que el pan esté descongelado para montar el bocadillo. Ah, y ya puestos, en mi epoca del grupo de montaña, también congelaba las porciones de jamón york y queso que formaban parte de mi “bocata de monte” (lechuga, tomate, y doble capa de queso y jamón york. Probadlo)

  Todavía no lo he hecho pero estoy segura de que también se pueden congelar tartas. Puedes preparar la base de masa quebrada y la crema pastelera de una tarta primavera (receta del próximo “cocinero invitado”) y congelarla.  Luego, solo habrá que añadir las frutas y la gelatina. Lo mismo sucede con la tarta de limón; preparas con antelación la base  y la crema de limón y así luego, solo tendrás que hacer el merengue (por cierto, las claras también se pueden congelar. Luego, suben perfectamente)

  Un último consejo que se me olvidaba pero es muy importante. Si sois de los que tenéis que comer de tuper en la oficina, (otro tema a tratar)  os recomiendo que congeléis directamente vuestras raciones  y a ser posible, que lo hagáis utilizando recipientes de cristal.  

  Cada cocina es un mundo y cada cocinero tiene sus propios gustos y costumbres. Os invito a que vayáis probando y descubráis vuestros propios trucos y maneras de sacar partido al congelador. Y por supuesto a que los compartáis aquí.

Comentarios

  1. Últimamente Iris y yo cortamos las verduras, crudas, por completo, y lo que no usamos en el momento lo congelamos. Ahora mismo acabo de sacar unos cachitos de pimiento que han ido directos a la pota!

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  2. Pues mira, ea es una buena idea para ahorrar tiempo. Me la aputno :D

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