Increible pero cierto

Quien tenga un blog sabe el trabajo y tiempo que lleva mantenerlo así que entenderá perfectamente que en lugar de abrir otro, habilite un rincón de esta cocina para montar en el un pequeño taller de restauración.



Estas sillas  estaban a punto de terminar en la basura cuando dije que me quedaba con ellas porque creía que tenían posibilidades. Y vaya si las tenían.


   Tras lijarlas para quitar el barniz descubrí que la madera era más bonita de lo que esperaba así que  a una de ellas simplemente le di un poco de cera de color. A las otras dos (eran tres) las teñi con un tinte al agua que deja ver la veta. Luego, las envié al tapicero y ¡Voilá!



No me digáis que el cambio no es  increible. Cuesta creer que se trata de las mismas sillas de la foto superior.

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